Hoy el PRD cumple 24
años de errores, de aciertos, de aprendizajes y grandes retos. La opinión que manifiesto es en mi carácter
de militante, convencida que la izquierda, y en particular el PRD es la vía
para la transformación social y política en nuestro país.
En los últimos meses he
leído y escuchado algunos planteamientos que señalan al PRD como un partido “vendido”, “a modo”, “traicionero”; “un PRD
convertido en promotor de Peña Nieto”, en palabras de Denise Dresser, un
PRD “sin esencia” según John M. Ackerman o un PRD “en
su peor momento” como lo expresa Alejandro Encinas. Y muchos pensarán que lo
que reflejan estas críticas es resultado de la reciente firma del Pacto por
México, en la cual el PRD es partícipe. Nada más errado y falso.
El PRD enfrenta desde
hace años una situación compleja. La propia creación de nuestro partido y las
condiciones en las que se conforma así
lo hacen. No coincido con Alejandro Encinas en que el PRD esté en su peor
momento, mucho menos con el planteamiento de Denise Dresser. Creo que la crisis -un término de moda para expresar
la condición de la izquierda mexicana.- es
resultado de diversos elementos que no son aislados entre sí. A saber:
Falta
de responsabilidad y compromiso de los militantes: Se
ha hecho común criticar continuamente a la clase dirigente del PRD, lo cual, unto
es justo, sano y válido pero cuando esas críticas pasan sin un proceso de
reflexión personal sobre lo que cada uno de nosotros, como militantes, aportamos a nuestra institución, tales
críticas son insostenibles.
Profundo
vacío ideológico.- En el tiempo que tengo como militante es
notorio el vacío ideológico que existe en la institución. Se refleja en los congresos
y consejos nacionales, los consejos estatales, en la designación de candidaturas,
en las discusiones internas en el partido. Me atrevo a decir, y es un punto
replicable, que en el PRD no hay debate, no hay una discusión seria y
argumentada. Pareciera ser que las críticas son resultado de mitos, del “alguien dijo que”. Son pocos aquellos
dirigentes y militantes que se han dado a la tarea de nutrir la acción política
con el planteamiento ideológico y teórico.
Falta
de institucionalidad. Un punto grave es la falta de
institucionalidad. Los militantes y acepto mi responsabilidad, hacemos nuestra
la frase “acuerdo mata estatuto”. Y
estoy convencida que los acuerdos políticos son sanos, ayudan a la construcción
pero deben estar planteados al margen de nuestros documentos básicos. Andrés
Manuel pasó por lo menos 2 años haciendo campaña para otros partidos políticos
y no se hizo absolutamente nada.
Esa misma falta de institucionalidad nos ha
hecho permitir y ser laxos en situaciones que considero críticas como que
Amalia García, ex gobernadora de Zacatecas, con claros indicios de corrupción y
con una fuerte derrota en la entidad sea
ahora Diputada Federal, vía plurinominal, o bien, que no se hayan hecho
señalamientos, incluso de los propios perredistas, hacia la manera en cómo gobernó
Juan Sabines el estado de Chiapas a quien se le acusa de malversación de
recursos por la compra de reactivos para la detección del VIH.
Subestimamos
a la sociedad.- Creo que un grave error en el que hemos
caído es subestimar a quienes nos podrían dar el voto. Decimos que la gente “no
sabe votar” que “venden su futuro”, hay quienes llegan al extremo y acusan a la
gente de ignorantes por votar por otro partido. Estoy convencida que esas
manifestaciones reflejan una total ausencia de responsabilidad y conocimiento. No se trata de criticar a los
mexicanos que votaron por el PRI, se trata de reflexionar: ¿Por qué no votaron
por el PRD?. Dejo la respuesta a ustedes.
Modus
berrinche.- Algo recurrente en el partido, es actuar
con una actitud “berrinchuda”, carente de compromiso, de responsabilidad, de credibilidad.
Hay quienes actúan con el si no me dan me
voy. Y el ejemplo más claro y reciente es el del Diputado Hugo Jarquín,
quien renunció al PRD porque no fue designado candidato a la Presidencia
Municipal de Oaxaca. Y desgraciadamente, así han actuado muchos, demostrando que
no hay un compromiso institucional y muchos menos la intención de formar parte y
construir un proyecto político nacional.
Gobernar
y hacer campaña no es lo mismo.- Gobernar no es una
tarea fácil. Es un error pensar que quienes hacen campaña también pueden
gobernar. En nuestro partido pasa continuamente eso. Se trata de una actividad que exige
conocimiento y método. Retomo el planteamiento de Carlos Matus sobre la
debilidad de las democracias latinoamericanas al señalar que hay una
mediocridad de un estilo político que carece de teoría y método de gobierno. El
mismo autor señala en Adiós señor
Presidente - refiriéndose a
Salvador Allende- lo siguiente:
“Usted supo que gobernar era una
tarea dura, mucho más compleja y de naturaleza distinta a la de ganar
elecciones. Usted constató que estábamos impreparados para gobernar. Usted
vivió la incomprensión entre técnicos y políticos. Usted fue víctima del
ideologismo extremo que dividió a sus partidarios y los incapacitó para adoptar
una estrategia y una línea táctica que encauzara coherentemente el gobierno.
Usted no pudo ver como se derrumbó el mundo que sirvió de guía a un tercio de
sus adherentes” (Matus, 1994: 2).
Con todo esto, a lo que
quiero llegar es que la situación actual no es responsabilidad del Presidente
Nacional o de una sola corriente como frecuentemente se manifiesta. Afirmar
esto es no conocer cómo se vive el partido, cuáles son sus debilidades y por
ende, sus retos. Es no saber que el partido se construye, como dicen en mi
pueblo, a ras de suelo y tocando puertas.
Por ello creo que ahora
el PRD se encuentra en un punto que permitirá establecer qué tipo de izquierda
queremos conformar. La existencia de las corrientes no es algo nuevo, todos los
partidos tienen grupos y opiniones distintas. Lo que debemos aprender y tener
en cuenta es que existe un planteamiento único en el cual convergen todas y
cada una de las corrientes.
No creo que el PRD esté
en su peor momento. Considero que lo que está haciendo Jesús Zambrano con la
firma del Pacto por México no es ponerse de modo al PRI, es dar a conocer una
faceta distinta de la izquierda. Es cierto que se corren riesgos, pero esto no
lo puede resolver sólo la Presidencia nacional. Se necesita el apoyo de los
legisladores, tanto de Diputados como de Senadores. Defender o criticar las
iniciativas pero insisto, con argumentos válidos no con meras corazonadas como
se ha vuelto costumbre.
No creo en la izquierda
reaccionaria. Creo en la izquierda que puede llegar a acuerdos en pro del
interés nacional pero siendo determinante. El Pacto por México ofrece una
infinidad de opciones para la izquierda, para decir sí a la reforma educativa
pero sin concebir a la evaluación como el fin último y la política a seguir; es
nuestro deber entrar a una discusión más interesante sobre nuevas formas de
energía más allá del discurso ya conocido de la no privatización. Decir No al
IVA en medicinas y alimentos pero al mismo tiempo con una propuesta para una
reforma fiscal justa que apoye a los 54 millones de pobres que hay en el país
pero también a los pequeños y medianos empresarios.
Eso lo puede ofrecer el
Pacto por México. No es un proceso acabado. Es responsabilidad de la clase
dirigente hacerlo, pero también de los legisladores que se asumen como
perredistas y de nosotros como militantes. El PRD debe aspirar hacia la
construcción de una izquierda más responsable, más determinante, más cercana a
la reflexión y al debate constructivo y propositivo.
Quiero señalar que lo
aquí expresado no es en sí una defensa del Pacto. Se trata de contemplar las
oportunidades del PRD pues nuestras virtudes y deficiencias son más que una
sola firma.
Son muchos los
obstáculos a superar y para comenzar a hacerlo es preciso comenzar reconociendo
nuestros errores, lo que estamos haciendo mal como partido e invito a hacer una
reflexión personal sobre lo que cada uno de los que nos autonombramos
perredistas estamos aportando a nuestra institución para que sea mejor y se
convierta en una izquierda a la que los ciudadanos mexicanos den el voto porque
la consideran una opción de gobierno y de transformación.
Los puntos que aquí
manifiesto, repito, son una apreciación del partido en los años que llevo como
militante. Están sujetos a réplica y no tiene ningún tinte personal.
Para la realización de
esta pequeña reflexión me apoyé en las siguientes fuentes de información:
La planificación como
herramienta política. Análisis del Dr. Luis Porter. Profesor de la Maestría en
Desarrollo y Planeación de la Educación .
Habrá que darle continuidad al análisis, debido a que es únicamente una parte de lo que pasa internamente en el partido.
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